EL CAMINO DE LA FELICIDAD

Todas las personas aspiramos a ser felices, es nuestra meta, nuestra razón de vivir. ¿Pero realmente sabemos en qué consiste la felicidad?
Parece que sólo seremos felices si conseguimos algo externo a nosotros mismos: tener una pareja que nos de la felicidad, tener hijos que nos hagan felices, un buen trabajo para sentirnos realizados y seguros, por supuesto abundancia económica (una gran cuenta corriente en el banco, coches de lujo, mansiones, propiedades, también el aspecto físico externo: la belleza, la juventud) es importante para conseguir la anhelada felicidad.

Buscamos esa felicidad en tener más y más y más…Pero nunca es bastante, parece que cuando conseguimos esas metas, nos falta algo más, descubrimos que la pareja no nos da la felicidad, incluso a veces es fuente de conflictos, los hijos nos dan problemas y sufrimiento, el trabajo es inestable y foco de preocupaciones, el dinero viene acompañado del miedo, miedo a perder nuestras propiedades y aunque se tenga en abundancia, no es suficiente, queremos un coche más rápido, último modelo, una vivienda más lujosa, cambiar el estilo de muebles y si puede ser mejor que la del vecino. El aspecto físico debe ser intachable, perfecto, es nuestra presentación social, nuestro estatus, representa nuestro ego, el inevitable paso del tiempo atormenta y esclaviza, nos ponemos en manos de especialistas para conseguir un resultado que no nos satisface porque resulta artificial y a veces ridículo.
En ocasiones, miramos a nuestro alrededor y observamos a personas que nos sorprenden y atraen, no tienen un perfil determinado, pueden ser altos o bajos, jóvenes o ancianos, ricos o pobres, agraciados físicamente o no, con trabajo o sin trabajo, pero tienen algo especial: un brillo especial en la mirada, proyectan luz, sintonía, alegría, bienestar, son personas que fluyen y emanan felicidad, una felicidad contagiosa, sin saber porqué quieres estar cerca de ellos y sentir ese contagio.
Son personas que viven su día a día con una sabiduría que nos enseña una gran lección de la vida: la felicidad no es una búsqueda hacia el exterior sino hacia el interior.

Encontrar el camino de la felicidad es una búsqueda hacia el interior de nosotros mismos: La felicidad no se encuentra fuera: la pareja, los hijos, el trabajo, los bienes materiales, la belleza, la juventud son efímeros, hoy están y mañana puede que no. Si nos aferramos a lo exterior, nos dominará el miedo, el apego, la insatisfacción, la inseguridad, las dudas, elementos antagónicos a la felicidad. El primer conocimiento que tenemos que aprender para encontrar el camino de la felicidad es el auto-conocimiento: Descubrir quienes somos realmente. Para ello es importante no engañarnos a nosotros mismos ni a los demás, la humildad es la principal herramienta para nuestro auto-conocimiento. Aprender a conocernos con humildad, sabiendo mirar nuestras luces y nuestras sombras, nuestras cualidades y nuestras limitaciones, nuestros puntos fuertes y nuestros puntos que debemos mejorar, ahí reside nuestro poder.
Cuando somos conscientes de que nuestra mente, nuestras emociones y nuestro comportamiento están sintonizados, cuando conectamos con nuestro interior y sintonizamos con él aprendemos a gestionar nuestra vida y a abrir nuestros dones y capacidades que poseemos desde el momento de nuestra concepción.
La felicidad consiste en creer en nuestra capacidad y nuestro poder para desarrollar estas habilidades que nos permite fluir y gestionar nuestra vida, aprendiendo a aceptarnos como somos y aprendiendo a aceptar a los demás. Este poder nos permite gestionar nuestros miedos e inseguridades proporcionándonos nuestro objetivo: una vida plena de bienestar físico, mental y emocional.
Es nuestra responsabilidad y sólo nuestra proporcionarnos nuestro bienestar, nuestra felicidad. Cuando delegamos nuestra felicidad en los demás o en necesidades materiales, nos desconectamos de nosotros mismos y permitimos que algo externo tome el poder y las riendas de nuestra vida. Leer másabout EL CAMINO DE LA FELICIDAD